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¿Cómo saber si una resolución está debidamente motivada?

junio 5, 2025

En el ámbito del Derecho Administrativo, la motivación de los actos administrativos constituye una manifestación concreta del principio de legalidad y del respeto al debido procedimiento. La correcta fundamentación de las resoluciones no solo permite al administrado conocer las razones por las cuales se adopta una determinada decisión, sino que también facilita el control jurisdiccional de la actuación administrativa, fortalece la confianza en las instituciones públicas y asegura la validez del acto administrativo.

Una resolución debidamente motivada debe estar estructurada de forma lógica, clara y coherente, abordando no sólo los hechos del caso, sino también el razonamiento jurídico que sustenta la decisión. Para ello, resulta útil formularse una serie de preguntas clave que permiten verificar si la motivación cumple con los estándares exigidos por el ordenamiento jurídico. A continuación, se desarrollan seis pasos que orientan dicho análisis:

1. ¿Se identificaron los hechos relevantes?

Toda resolución debe partir de un análisis objetivo de los hechos que originaron el procedimiento. Identificar con precisión cuáles son los hechos relevantes es el primer paso para construir una motivación sólida y comprensible. Omitir esta etapa implica partir de una base incierta o arbitraria.

2. ¿Se explicó la valoración de las pruebas?

No basta con enumerar las pruebas obrantes en el expediente; la autoridad debe indicar por qué determinadas pruebas fueron valoradas con mayor peso que otras, justificando su pertinencia, veracidad y relación con los hechos. Esta etapa es vital para asegurar la transparencia del proceso y evitar decisiones infundadas o arbitrarias.

3. ¿Se justificó la aplicación de la norma al caso concreto?

Una resolución debidamente motivada no puede limitarse a citar normas jurídicas. Debe explicarse cómo esas disposiciones resultan aplicables al caso concreto, demostrando un razonamiento jurídico claro que vincule los hechos acreditados con las consecuencias legales adoptadas.

4. ¿Existe un hilo lógico entre hechos, derecho y conclusión?

La decisión adoptada debe ser producto de un razonamiento lógico que articule hechos, normas y conclusiones. La ausencia de esta conexión compromete la validez del acto administrativo y puede ser causal de nulidad por motivación defectuosa o inexistente.

5. ¿Se respondieron los argumentos del administrador?

El respeto al derecho de defensa implica que la administración analice y se pronuncie sobre los argumentos y pruebas presentados por el administrado. Ignorar sus alegaciones debilita la resolución y revela una actitud contraria a los principios del debido procedimiento.

6. ¿La resolución es coherente o se contradice a sí misma?

Por último, una resolución debe mantener coherencia interna. Las contradicciones entre sus fundamentos o entre lo argumentado y lo resuelto afectan su legitimidad y comprometen su eficacia jurídica.

Conclusión

La motivación adecuada de las resoluciones administrativas es una obligación que la autoridad no puede dejar de cumplir y, al mismo tiempo, un derecho básico del administrado. Solo cuando se explican de manera clara y ordenada los hechos, las pruebas y las normas aplicables, se puede asegurar que la decisión es legal, que se ha respetado el procedimiento y que el ejercicio del poder es justo y transparente. Si la resolución no está bien motivada, se están afectando derechos fundamentales, y esto puede hacer que el acto administrativo sea inválido según lo establece la ley.

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Escrito por
Edison Tito Peralta

Abogado con más de 12 años de experiencia en asesoría tributaria, planificación internacional y litigios ante SUNAT y Tribunal Fiscal.

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